Me
he dado cuenta de que quiero hacer muchas cosas, de que quiero tener una vida
llena de experiencias y vivencias, de que quiero alcanzar grandes metas, de que
quiero triunfar en lo que quiera que sea, y de que soy una ambiciosa en cuanto
a lo que es soñar y fantasear, pero luego realmente a la práctica no llevo
nada. Está muy bien querer ser y aspirar a lo mejor en algo, pero si no
haces una puta mierda por ello, no va a aparecer alguien que lo haga por ti y
te pase la recompensa.
Creo
que ya basta de tanta holgazanería, pereza y vagancia. Creo que llevo mucho
tiempo haciendo nada más que lo que me sale de los cojones, abriendo la boca
solo para pedir y quejarme, como diría mi mamá, y teniendo casi siempre lo que
quiero sin ningún esfuerzo. No me gusta eso, no me siento realizada. Me empeño
en decir que soy inmensamente feliz, y a veces recapacito y creo que tan solo
se trata de una felicidad camuflada. Realmente hago muy pocas cosas de las que
de verdad quisiera hacer, realmente no he hecho absolutamente nada en mi vida
de todo lo que me gustaría. Con pequeñas excepciones.
A
veces le miro a él y me quedo pensando en la enorme envidia que me da. Y no hay
cosa que más deteste que envidiar algo de alguien, pero no puedo remediarlo. Envidio
como debe sentirse por dentro al mirar atrás. Siempre con notas excelentes,
siempre potenciando al máximo su capacidad, siempre obteniendo lo mejor,
siempre haciendo, supongo, lo que ha querido. Le envidio nadie sabe cuanto.
Envidio que estudie medicina. Sin darse cuenta, supone una gran
inspiración y motivación para mí. Envidio la tranquilidad con la que debe
pensar que su vida ha sido durante todos los años hasta el momento algo que ha
merecido la pena, algo provechoso. Y me da pena que quizá no se dé cuenta de la
cantidad de buenas cualidades y virtudes que posee que le hacen ser una persona
extraordinaria y envidiable. Quizá no sea envidia, más bien le admiro. Envidiar
y admirar son dos acciones que se parecen mucho más de lo que pensamos.
Nos
dan una vida y no más, solo tenemos una vida para llevar a cabo todo aquello
con lo que soñamos, para intentar dejar ese granito de arena en el recuerdo de
alguien, o de muchos, cuando nos toque marchamos, y creo que a mis 20 años de
edad, y siendo una tan apasionada amante de la vida, lo único que he hecho ha
sido desaprovechar horas, días, meses y años, y desaprovecharme a mí misma
también, así que creo que ha llegado el momento de hacer que eso cambie.