18 septiembre, 2014


Me he dado cuenta de que quiero hacer muchas cosas, de que quiero tener una vida llena de experiencias y vivencias, de que quiero alcanzar grandes metas, de que quiero triunfar en lo que quiera que sea, y de que soy una ambiciosa en cuanto a lo que es soñar y fantasear, pero luego realmente a la práctica no llevo nada. Está muy bien querer ser y aspirar a lo mejor en algo, pero si no haces una puta mierda por ello, no va a aparecer alguien que lo haga por ti y te pase la recompensa. 

Creo que ya basta de tanta holgazanería, pereza y vagancia. Creo que llevo mucho tiempo haciendo nada más que lo que me sale de los cojones, abriendo la boca solo para pedir y quejarme, como diría mi mamá, y teniendo casi siempre lo que quiero sin ningún esfuerzo. No me gusta eso, no me siento realizada. Me empeño en decir que soy inmensamente feliz, y a veces recapacito y creo que tan solo se trata de una felicidad camuflada. Realmente hago muy pocas cosas de las que de verdad quisiera hacer, realmente no he hecho absolutamente nada en mi vida de todo lo que me gustaría. Con pequeñas excepciones.

A veces le miro a él y me quedo pensando en la enorme envidia que me da. Y no hay cosa que más deteste que envidiar algo de alguien, pero no puedo remediarlo. Envidio como debe sentirse por dentro al mirar atrás. Siempre con notas excelentes, siempre potenciando al máximo su capacidad, siempre obteniendo lo mejor, siempre haciendo, supongo, lo que ha querido. Le envidio nadie sabe cuanto. Envidio que estudie medicina. Sin darse cuenta, supone una gran inspiración y motivación para mí. Envidio la tranquilidad con la que debe pensar que su vida ha sido durante todos los años hasta el momento algo que ha merecido la pena, algo provechoso. Y me da pena que quizá no se dé cuenta de la cantidad de buenas cualidades y virtudes que posee que le hacen ser una persona extraordinaria y envidiable. Quizá no sea envidia, más bien le admiro. Envidiar y admirar son dos acciones que se parecen mucho más de lo que pensamos. 


Nos dan una vida y no más, solo tenemos una vida para llevar a cabo todo aquello con lo que soñamos, para intentar dejar ese granito de arena en el recuerdo de alguien, o de muchos, cuando nos toque marchamos, y creo que a mis 20 años de edad, y siendo una tan apasionada amante de la vida, lo único que he hecho ha sido desaprovechar horas, días, meses y años, y desaprovecharme a mí misma también, así que creo que ha llegado el momento de hacer que eso cambie.

19 mayo, 2013


Había escuchado hablar que el amor llega sin avisar, que sorprende cuando menos te lo esperas. Yo nunca te esperé, no te vi llegar, estabas en mi vida antes de darme cuenta. Y cuando lo hago, cuando reconozco que mi suerte eres tú, que estuve ciega todo este tiempo, entonces desapareces, no dejas huellas, sólo restos de algo que nunca fue. Pero sé que nos volveremos a ver, como siempre, pero ya no será lo mismo, no seremos los mismos.
Si te vas, no vuelvas. Si regresas no pretendas que todo sea como antes. A quién quiero engañar, si vuelves yo seguiré como siempre, como siempre que te espero. No quiero hacerme daño, he recuperado fuerzas esta vez, desde que dijiste que no creías en mí, desde que rompiste con todo, con ese nada que nos unía, que sólo tu y yo conocíamos. Miramos hacia lugares diferentes, yo al pasado, tu al futuro, yo con miedo, tu con ganas.

04 febrero, 2013

Es cierto que no estamos en nuestro mejor momento, cierto que esto no es lo que soñamos, y cierto que es frustrante. Pero no hay nada más cierto en que esto es un bache, un bache que hay que saltar en un determinado momento y que juntos nos olvidaremos de eso.
Porque esto es una forma de decirte que da igual los meses que cuentes, a mí siempre me parecerán pocos, comparados con los que aún nos quedan. Porque esto solo es el principio de algo enorme, de algo que dejaremos grabado en la historia, de toda una vida juntos.



27 enero, 2013

He perdido la cuenta de la gente que me ha dicho que me aleje de ti, que te saque de mi vida, que pase página, o incluso que aprenda a odiarte. Lo dicen como si fuera fácil, como si fuera posible. No se dan cuenta de que prefiero mil veces vivir así, tenerte así en mi vida, que sacarte de ella y ver como no intentas volver. ¿Cuál es el sentido si igualmente seguiré sufriendo, puede que incluso más? Al menos ahora sé que lo intentas, y haces todo lo que puedes para no hacerme daño. Sé que nunca has querido hacérmelo. Nunca he llorado por algo que has dicho, algo que me has hecho a mí, siempre ha sido por rabia, contigo pero más conmigo misma. Pero si digo adiós, eso será todo. Tú te irás de mi vida, y las razones para llorar se quedarán. Sólo te llevarás contigo los momentos de felicidad que me has dado. ¿Cómo pueden no ver eso? Me piden que renuncie a lo que más feliz me ha hecho y me quede con lo que me hace miserable.
”Pasa de todo”, como si pudiera hacerlo. Y aunque pudiera, tampoco lo haría. Es mi vida al fin y al cabo, y ya he elegido a quien me hace feliz, de la forma que sea. No quiero renunciar a eso.